jueves, 22 de enero de 2009

EL GPS

Tenemos entre nosotros un GPS frustrado. Vaya por Dios. Siempre ha de haber un tonto entre nosotros. De locos: un individuo que pretendiera convertirse en GPS y que a lo más que pudiese aspirar es a reconducir una manada de asnos, le convierte en un sujeto cuando menos, pintoresco.

El GPS es un individuo intermitente; libera las tensiones causadas por la frustración en secuencias; las que le permite su enfrema personalidad; sin ninguna fijación consistente, su alterada psique le obliga a aparecer y eraparecer con un único obetivo: ser payaso.

El GPS perfectamente hubiera entroncado con la saga de Popoff y Tedy, de Gaby, Fofó y Miliki, e incluso, hubiera resultado integrante estelar entre los Calatrava´s Brother. Es un guasón. Nos divierte, nos entretiene, nos ofrece grandes momentos de diversión. La secta se ríe, se enorgullece de tenerle entre nosotros, nos da vidilla, nos relaja, nos proporciona la seguridad de ver que hay gente tan baja, tan baja, que es capaz de hacer bueno al probre represor fascista amante de los torditos.

Nos partimos contigo, GPS. Eres de vital importancia para todos nosotros; entre tanto hastío; en el aburrimiento cotidiano, hemos encontrado esa tabla de slvación que buscábamos; ese gancho al que agarrarse para no perder la fé que a veces se pierde; ese convencimiento íntimo de que siempre hay un idiota que es capaz de superar cualesquiera cosa que la mente sea capaz de imaginar.

Gracias GPS, gracias Navegador, pueblerino tirano, insípido debatista, rastrero polemizador. Gracias por hacernos felices, por encontrar el punto que nos falta para el entretenimiento. Y solo una súplica: sigue entre nosotros; que no nos abandone este Maniac Marvel que vende buhardilla en Ópera o Huertas, que comparte cajón de sastre con otros compañeros de celda, con otras mierdas, con otros complejos; y pido a todos los Santos y a los Cristos y todo eso que nos permita seguir disfrutando de nuestros Metejones, Rockhardtens, Bejarys, paletos Clamores. De estos gemelas que por el mundo reparten sus poliadicciones.

Gracias a los coros celestiales que impiden que alguien tan penoso y limitado nos abandone. Gracias, gracias. Tu tabaco, Ramón... Gracias

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