miércoles, 21 de enero de 2009

LA CONSULTA DEL DOCTOR SUGRAÑES. HOY: RG

Estimado Doctor Sugrañes:

Creo que tengo un problema con las alturas. No es un problema de aviones, ni de subir montañas; el problema me viene cuando subo por un edificio. No es vértigo, que eso lo tengo controlado; es otra sensación más física... más impactante.

Fumo, doctor. Fumo como un carretero; y bebo, doctor. Bebo como un cosaco. Las manos y la ropa me huelen a tabaco (igual tiene algo que ver el hecho de que no me cambio de chaqueta ni que me fusilen; por cierto, una bonita chaqueta de piel marrón); el aliento me huele a la coñá, como si de una amiga mía se tratara.

Con todas mis poliadicciones, cuando intento subir unas escaleras, me entran temblores, sudires fríos, comienzo a ver gente a mi alrededor con perversas intenciones. Me intento aislar entonces, doctor. Pero entonces, sin darme cuenta, alguien que no logro identificar me empuja... Ruedo escaleras abajo y suelo meterme unas hostias memorables.

Gracias a Dios, en muchos lugares hay barandillas que detienen la caída libre. En otros lugares que frecuento, he solicitado la implantación de colchonetas para que, ya que caigo rodando, pueda emplear estéticas técnicas para alborozo de los observadores. Así empleo a veces el rodillo ventral, otras veces adapto el Fosbury a la caída; y en una ocasión, logré ejecutar brillantemente el Salto del Ángel, con soltura y destreza.

Doctor: ¿es malo lo mío?. Muchas gracias.

RESPUESTA DEL DOCTOR SUGRAÑES:

Efectivamente, Henry. Veo muchos problemas derivados de tus poliadicciones; estos problemas agravan tu perfil psicológico (de por sí complejo). Tus temores denotan mucho complejo; tus adicciones pretenden ocultar tu escaso autoaprecio. La valoración que tienes de tí mismo, concuerda con la que tienen los que de fuera te observan. Y entonces, para llamar la atención, subes y bajas escaleras de manera angelical, sin apoyar apenas los pies.

Las hostias que te metes son espectaculares, tanto por la grandeza y dimensión, como por la plástica que adoptas. Son grandes caídas de la Historia, enormes volatines sobre fría piedra o madera de fresno en tablones rígidos. Y como si de una metáfora se tratara, la barandilla. La barandilla te informa que hay que detenerse; que la caída puede pararse. Que solamente hay que pensar como una buena persona... y no como un hijodelagranputa.

Amigo, qué digo amigo, hermano... Al psiquiátrico de Burjassot a que le traten. Y si no hay avance, quédese usted allí; que aquí nadie le echará en falta

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