sábado, 15 de noviembre de 2008

LA CONSULTA DEL DOCTOR SUGRAÑES. HOY: ROCKHARDTEN

CONSULTA REALIZADA POR ROCKHARDTEN

Malnacido Doctor Sugrañes:

Quería realizarle una consulta en relación a mi natural estado. Mire usted, normalmente, veo gordos. Sí señor; salgo a la calle y veo a todo el mundo gordo; algunos gordos cabrones, otros malnacidos. Desde mi perspectiva, considero que ha de resultar una desviación psicológica, posiblemente relacionada con una triste infancia: infancia en la que mis compañeros de cole jugaban a mi costa, tirándome por las escaleras. Ya de mayor, otros "amigos" han hecho lo mismo y he resultado en muchas ocasiones, la diana de jueguecitos de gente que acude al hipódromo que, al verme, sufrían transtornos pasajeros, y se dedicaban a empujarme contra las barandillas, dejando mi chaquetita marrón de cuero más arrugada que la cabeza de cualquier tortuga. Veo gordos, gordas, cartucheras, borrachos, malnacidos, cabrones y más y más gordos.

Y además de ver gordos, veo a mucho malnacido. También juego en los foros y me hago llamar de muchas maneras: a veces Reltaj, a veces Mogan, a veces Clamor, a veces Metejón de un día, a veces Rockhardten... Y tengo más; lo malo es que como no debo entender mucho de informática, me pillan con las IPs, y luego tengo que decir que habrá sido algún compañero... (parece ser que de momento, cuela la cosa).

Soy amigo del Mayúsculo Bejary, al que su papá le dice que no le gustan nada los escritos de los gordos cabrones malnacidos, y que éstos, deberían irse a escribir a confines alejados donde solo quepan gordos o malnacidos... o cabrones. La gente también me llama de múltiples maneras: estúpido, gilipollas, desgraciado o simplemente Ramón, por mi nombre, que conocen porque trabajo para el Anuario de Carreras.

Doctor: ¿qué me pasa? ¿tiene lo mío solución?

Gracias por anticipado, cabrón malnacido... y gordo

RESPUESTA DEL DOCTOR SUGRAÑES:

Estimado amigo Rocky, qué digo amigo... hermano.

Difícil asunto el suyo. En su patología se combinan varias causas qu eprovocan su actual estado. Analicémolas con prudencia y detalle, para luego poder ofrecer un diagnóstico adecuado, y un tratamiento esperanzador... y malnacido, naturalmente:

1) Su infancia: es difícil, la verdad, ser hijo de una madre que se dedicaba al trato personal e íntimo con los albañiles rumanos de una obra en Lavapiés, que obtenía el sustento con actividades orgiásticas, y cuyo padre resulta portador de una identidad desconocida, es un hecho que marca, cabrón... y gordo.

2) Esas caídas de escaleras, esa obsesión con que el mundo le persigue; esa chaqueta marrón que no se quita ni para dormir, su aroma perenne a tabaco, sus nervios desatados, su complejo latente, y no tan latente... Eso tampoco indica nada bueno, malnacido.

3) Sus feoces ataques por envidia: sus enfrentamientos con la gente, su carácter cerrado; el no tener migos... Todo esto, la verdad, ayuda en poco

4) Ser colega de Bejary... ¿qué quiere que le diga?. Mejor resultaría ser amigo de un perro sarnoso... ¿o acaso es lo mismo?

5) Sus adicciones al alcohol y al tabaco, tampoco ayudan a mantener fresca la mente, y potencian sus complejos

POr todo ello, he de decirle, cabrón malnacido, que su estado invita a la desolación. le recomiendo volver al hipódromo, a donde ha renunciado a ir desde que le han descubierto, y porque probablemente, cabrón malnacido, tenga usted miedo de acudir... las escaleras son duras y las barandillas poco resistentes... y malnacidas... y gordas.

Solución: unas tardes con Bejary ¿o eres tú mismo?, otras tardes con Clamor (jajajaja)... Eres una pena, Ramón... tan mayorcito... jajajaja... qué pena

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