domingo, 30 de noviembre de 2008

SHRECK IV

FIONA Y SU TORTUGA: SHRECK IV

La ciénaga no es la misma desde que Fiona abandonó su casa. La ciénaga está triste, sucia y triste desde que la masa desapareció llevándose a su tortuga tras de si. Fiona es verde, rellenita, vivaracha y opulenta; Fiona tiene una tortuga que molaba mazo (Democracia era su nombre, haciendo que a Carbu le saliera urticaria solo de escuchar su nombre) hasta el día en que la descaparazonó… Pobre Democracia (la tortuga).

Fiona no ha podido soportar más a Shreck IV, a su chico bermellón. Ha aguantado cuanto ha podido, ha soportado atribulados reveses del destino, ha soportado con estoicismo y dignidad las muestras de mala suerte provocadas por su ex chico. El cuento se nos queda cojo, pero es que la pobre Fiona no tenía otra salida: era ella o su hundimiento.

Shreck IV se queda solo en su ciénaga, con su asno (tordito) y con el gato. Lo ha intentado, pero no ha sido capaz de mantenerla a su lado. Fiona, enamorada desde un principio, ha soportado todo lo que es posible soportar: el día de la boda, día que Shreck IV quiso tintar de luminoso, cayó más agua que el día que enterraron a Zafra. El convite, que Shreck IV había diseñado con esmero y amor a base de carne de buey, se enfrentó al sentimiento vegetariano de toda la familia de Fiona; en la noche de boda, la cama perdió tornillos y cuando intentaron hacer uso del matrimonio en el sofá, como alternativa, los muelles crujieron y el sofá se dobló por la mitad.

El viaje de luna de miel comenzó con problemas, ya que el avión que los transportaba a la ciénaga amiga tuvo un problema con los flaps y tal y como están las cosas, hubieron de abortar el despegue y el viaje. Cogieron un coche, como alternativa, y no solo subió la gasolina, sino que con el peso de Fiona, se jodieron los amortiguadores; y al ser un coche de fabricación japonesa, aún están esperando los recambios.

Intentaron tener un niño y les salió Rockhardten; intentaron comprar una casa y ya veis cómo están las hipotecas; intentaron hacerse socios del Madrid, y la cosa es que no levanta cabeza…

Fiona no puede más. Ha recogido a su tortuga, ha hecho las maletas y ha salido escopetada, porque se temía lo peor. El amor es fuerte, pero el cenizo es mayor.

Suerte a ambos

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