martes, 11 de noviembre de 2008

NO VUELVO MÁS AL HIPÓDROMO

El sábado pasado, cuando fui a echar mi q+ de un euro, el dependiente de la oficina de loterías amablemente me regaló una entrada para el Hipódromo de La Zarzuela. La verdad es que me había jurado no volver hasta que quitasen la torreta, desmontasen las gradas móviles, dejasen de vender bebidas alcohólicas en los bares, crucificasen al arguiñano de las salchichas, aboliesen las entradas de 30 euros, corriese en todas las carreras Paquito Jiménez y ganase todas, que ejerciesen el derecho de admisión ante unos indeseables que me insultan, que sólo corriesen mis adorados torditos y que por la entrada pudieses jugar en todas las carreras de la mañana. No obstante, como ya no está la torreta, y además tengo que hacer campaña para mi futura presidencia de la SFCCE y del Hipódromo de La Zarzuela, me levanté el domingo tempranito para hacer autostop (la gasolina cuesta) y me llevasen al recinto de la cuesta de las perdices.

Me dieron a la entrada un programa de carreras y me fui muy contento a desayunar. Pero cual fue mi sorpresa que en esa especie de tiendas de campaña que tienen como bares no había colacado calentito, lo que hizo que presentase una queja formal ante los estamentos del hipódromo con copia a su juezmaster. Por supuesto tampoco tenían crujientes galletitas para acompañar al vasito de leche que me tuve que tomar, y que me robaron 2 euros por el mismo. Además no me la pude tomar bien por que me cayeron unas cuantas collejitas por parte de algunos malnacidos como las que me dan en mi trabajo cuando desayuno todos los días.

Apenas veo la primera carrera. No tenía ningún aliciente, pero nada más terminar voy corriendo a la valla del innombrable Paddock de los 30 euros para ver al más grande, al mejor jockey del mundo vestido con su ropa de faena para montar a Heragon. También vi al tordito Persian Meneuse y tras gritar con todas mis fuerzas a Paquito para captar su atención, le desee muchísima suerte en la carrera. No entiendo por qué Paquito se quedó más lívido todavía, se santiguó tres veces y pidió una pata de conejo al preparador. Como siempre, le hicieron la vida imposible y no le dejaron ganar como yo quería. Mi disgusto fue total, alejándome del espacio de tribunas para llorar mis penas y buscar algún tipo de explicación ante la conspiración que hacen contra mi persona. Cuando me quise dar cuenta, ya corrían en la tercera carrera, pero como no tenía interés me dio igual.

No tuve más remedio que hacer de tripas corazón, así que me acerqué de nuevo para ver al espléndido ejemplar Milrik, favorito entre todos por su noble capa. Pero claro, con la monta de ese ruso que lo hizo fatal llegó penúltimo. No obstante, estaba seguro que el Villamejor iba a ser la gran carrera del no menos grande Paquito, y esta vez con mi habitual sexto sentido, se me iluminó la cara al ver a Mr Palmero dando vueltas en el Paddock. Casi no veo a su jinete. Incomprensiblemente no oía mis parabienes y estaba dándome la espalda continuamente. Sé que se alegró mucho cuando por fin me miró al bajar a la pista por que quiso darse la vuelta de nuevo al ensilladero, seguramente para saludarme. Pero según parece, Smoke on the Water puso nervioso a su montura, y claro,
de esta forma no pudo acercarse a la cabeza, además de dejarle encerrado. Si hubiese sido comisario, hubiese distanciado a los seis primeros por usar malas artes. Fui a animar a Paquito después de semejante desatino, pero no pude hacerlo al ir corriendo hacia el cuarto de jockeys gritando algo así como que venía un gafe.

Pero el colmo de los colmos no terminó ahí. En la sexta carrera una yegua de nombre impresentable, Lady Casandra, responsable de tantas noches de onanismo frente al ordenador, se burló de mi presencia ganando la prueba. Cuando volvió al Paddock vi perfectamente como se reía al percatarse de mi presencia, así como todos los que habían asistido esa mañana a la jornada. Me puse tan rojo como mi escritura y me enfadé mucho, mucho y más mucho. Le pegué tres cabezazos al chopo donde se apoya siempre un individuo innombrable que escribe unos mastuerzos literarios pesadísimos y salí llorando de rabia prometiéndome no volver a semejante recinto hasta que no cambie las cosas como Dios manda Einn!!!! No obstante, le dejé una nota escrita a Paquito diciéndole que excusase mi ausencia de la séptima carrera pero que le mostraba todo mi apoyo para ganar la prueba. Eso debió molestar mucho a los indeseables de siempre que no le dejaron asomarse por tercera vez consecutiva a la llegada.

Con todo ello quiero:

1.- Denunciar públicamente la conspiración que está formada ante mí, prostituyendo el resultado de las carreras sólo para hacerme rabiar.

2.- Pido que se recojan firmas para que me lleven en volandas ante la Presidencia de la SFCCE y del Hipódromo de La Zarzuela para solucionar semejante desatino.

3.- INCOAR expediente a la empresa concesionaria de la explotación de la hostelería del Hipódromo por no servir colacado calentito acompañado de galletitas.

4.- Manifestar que el Hipódromo no gozará de mi presencia hasta que no se corrijan semejantes trampas realizadas jornada tras jornada con la aquiescencia de sus actuales responsables.

5.- Que todo esto ha sido puesto en conocimiento de las autoridades competentes de mi “seño” para que se tomen las medidas oportunas.

6.- Más Einn!!!!!

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