jueves, 30 de octubre de 2008

EL RINCÓN DE LA NOSTALGIA: HOY, AMBROSIO... GRANDE DE ESPAÑA

CONTINUANDO CON EL COMPENDIO DE BRILLANTES MENSAJES SELECCIONADOS DE 2007 INICIADO AYER, Y BORRADO CON MÁXIMA CELERIDAD Y EFICACIA POR LOS CONTROLADORES DEL FORO, PASO A PRESENTAR UN SEGUNDO MENSAJE, IGUALMENTE ESCOGIDO DE ENTRE LOS MUCHOS (MÁS DE 700 YA, PARECE QUE FUE AYER) EXPELIDOS POR LA INTRIGANTE MENTE DE NUESTRO FORERO PRINCIPAL E IGUALMENTE RETOCADO EN SU JUSTA MEDIDA. STOP.

ESPERO QUE RESULTE DE SU AGRADO. STOP Y APARTE.

“Me gusta el Nesquik. No lo voy a negar. El Nesquik soluble. Con poca leche y mucho Nesquick. Por supuesto, sin azúcar. El Nesquik solo sin azúcar ni edulcorantes artificiales. Me gusta el Nesquik más que el colacado. Mucho más, dónde va a parar. El colacado me resulta algo áspero, grosero, burlón con las delicadas papilas gustativas, mientras el Nesquick es como más liviano, menos grueso, más refinado, diría yo einn.

Hoy, recién levantado, me he puesto mi traje de mariscal de las SS (einn Hitler) de los domingos, con sus cruces gamadas impolutas, he besado fervorosamente la foto de Jiménez Losantos que descansa sobre el hogar de mi salón einn y me he dirigido con prestancia y como todos los días, a la tienda de ultramarinos (einn) de mi barrio a comprar mis dos tarritos diarios de Nesquik: del Nesquick soluble vip express, naturalmente. El tendero ha buscado en la trastienda y me ha dicho: hoy no hay Nesquik, amigo, que se nos ha acabado, pero me queda Colacado… ¿Colacado?, he pensado para mis adentros, ¿Colacado?. ¿Amigo? ¿Me ha llamado amigo? Ni soy amigo suyo, ni quiero serlo… Será gilipollas el tendero.

Madre mía que mal lo he pasado. Lo primero que he pensado es que el señor de la tienda me tenía manía. Una vez comprobada esta circunstancia (para lo cual no me han sido precisas más pruebas), he pensado que además, había escondido los (einn) botes de Nesquik express vip soluble einn en la despensa para no dármelos y hacerme rabiar. Yo no le había provocado. Ha sido él. Todo el mundo lo ha visto. He enrojecido de furia, la verdad sea dicha. He salido de la tienda dando un portazo sin despedirme y diciendo einn, por supuesto, y pensando que el tipo que la regentaba era un sucio mentiroso de mierda y un gilipollas (einn mayestático subliminal).

Al haber caminado unos 50 metros, me he dado la vuelta y he visto que el nombre de la tienda de ultramarinos era verdaderamente cutre. Vaya por Dios, tanto tiempo yendo al mismo sitio y sin haberme dado cuenta. Así que con mis reservas de galletitas envueltas afanosamente en papel celofán, he desayunado huérfano de mi sustento diario, de mi Nesquik matutino, el que me da energía para estar colgado del foro veintitrés de las veinticuatro horas que el día tiene, durante los 365 días del año (los bisiestos, uno más, lógicamente, einn mayúscula).

He ido al quiosco de siempre y he pedido El Mundo, porque desde que cerró el Alcázar, no leo otro periódico. El quiosquero de toda la vida, un pobre desgraciado que lleva polos de Chemise Lacoste o de Fred Perry me ha dicho que acababa de vender el último, pero que le quedaba El País. Casi me da algo einn. He perdido el habla y me ha mudado la color hacia el blanco más purificador: el blanco de Ariel, einn (de Ariel, einn). ¿Y ahora qué leo yo? ¿No querrá el imbécil éste que me lea El País?… Con la de demócratas que escriben allí (einn), queriendo intoxicar a la ciudadanía que debería tener la ética carburundiana como norma de obligado cumplimiento. No señor, no quiero El País y puede irse a la mierda einn directamente, como hubiera mandado a Spyrebel por importunarme durante mi merienda de Nesquik y galletitas del día anterior.

Salía del quiosco con un cabreo mayor einn. He llamado a la boba y no estaba, pero me ha contestado muy contenta su tortuga, que ha aprendido a hablar porque la ha enseñado Epilady: me ha contestado, siguiendo las directrices de su maestra, de la siguiente guisa: armariamente habiendo sufrificado mis esistencia, la voba nostancasa. Entonces, confieso que confundido einn, he puesto pies en polvorosa hacia mi casa, abatido y con síndrome de abstinencia subido.

Y al llegar al portal de mi casa, ciego por la necesidad de mi dosis de Nesquik, he buscado y rebuscado como un adicto en los buzones de los vecinos. En el que aprecié mayor volumen de correspondencia, urgué minuciosamente buscando un sobre con Nesquik (del vip einn soluble express, naturalmente) de los que suelen ofrecer de propaganda. Nada. Furioso ví el cartel del buzón: 2ºA Lorgot/Sugrañes/Sparrow/L.Quercus (¿será Leonardo, pensé?)/Razonable/Avotei/Ambrosio… Lo sabía: son el mismo. Una personalidad poliédrica escondida en un fornido cuerpo (o cuerpo-einn), un solo cuerpo para diferentes perversas personalidades. ¿Habrá alguien más escondido bajo ese influjo celestial? ¿einn supositorio?

Preso de furia (einn sintáctica), derribé forzando la portezuela del buzón y recogí la correspondencia: todas las misivas iban dirigidas a la secta lorgotiana, secta diabólica de ramificaciones diversas. Arremetí con furia (einn al cubo), y abrí las cartas vulnerando algún artículo del Código Penal einn definido por esta sucia pandilla de demócratas que pretenden gobernarnos, (einn por culo). Leí las premisas básicas de esta terrorífica secta, que se confunden en un único objetivo: la erradicación del mercado nacional (einn henchido el corazón), de los productos derivados del cacao y la introducción en su lugar de jugos naturales de vegetales, principalmente del vegetal einn fotosintético denominado papaya, de nueva aparición en el mercado. ¡Gilipollas!, pensé, que panda de gilipollas. Tengo que acabar con ellos, tengo que acabar con ellos, einn con tomate.

En ese precio instante, y viendo que mi estado de excitación se incrementaba a velocidad de vértigo, entró en mi celda, uno de los pueripsiquiatras que habitualmente me tratan, con la medicina. Tuvieron que ayudarle otros dos celadores para reducirme; me pusieron una camisa de fuerzas impoluta fashion total y me llevaron a la vanal sala de adictos al Nesquik. Me inyectaron Nesquik en polvo con leche desnatada einn en dosis de mantenimiento (dos jarras de medio litro, con copete de Nesquik vip express soluble einn), con minúsculos solutos galletínicos… Ahora estoy más tranquilo… Veo meeeejor laaaaaaaaaa vidaaaaaaaaaaaaa, eeeeeeeeeeeeiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnn”

EL ESCRITOR PERDIÓ LA CONCIENCIA EN ESTE PUNTO. STOP EINN (COÑO, QUE ME HE CONTAGIADO DE LA SIMBOLOGÍA NAZIONALSOCIALISTA). DURMIÓ EN PROFUNDO SUEÑO HASTA DESPERTAR EN SU CELDA, DESDE DONDE NOS HA ESCRITO OTROS MUCHOS ALEGRES RELATOS SUPEREINN. STOP FINAL.

POSTDATA: TENGO MÁS. STOP.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Faltan el primer y Tercer episodios de esta magistral mini-serie EINNNNNN, absolutamente magistral